El invisible (y práctico) encanto de la puntuación


Este fragmento sin puntuación y luego con puntuaciones alevosas (según los intereses de cada intérprete) llega hasta ustedes gracias al aporte de Katia E. Dedicado (con fines didácticos) a todos aquellos que cuando escriben no ponen ni un punto ni una coma (y mucho menos un punto y coma), y después se ven embarullados en cualquier equívoco y malentendido, por ejemplo el matrimonio o un duelo al amanecer por agravio al honor.

Tres bellas que bellas son me han exigido las tres que diga de ellas cual es la que ama mi corazón si obedecer es razón digo que amo a Soledad no a Julia cuya bondad persona humana no tiene no aspira mi amor a Irene que no es poca su beldad.


SOLEDAD Tres bellas, ¡qué bellas son!, me han exigido las tres que diga de ellas cuál es la que ama mi corazón. Si obedecer es razón, digo que amo a Soledad; no a Julia cuya bondad persona humana no tiene; no aspira mi amor a Irene, que no es poca su beldad.


JULIA Tres bellas, ¡qué bellas son!, me han exigido las tres que diga de ellas cuál es la que ama mi corazón. Si obedecer es razón, ¿digo que amo a Soledad? No. A Julia cuya bondad persona humana no tiene. No aspira mi amor a Irene, que no es poca su beldad.

IRENE Tres bellas, ¡qué bellas son!, me han exigido las tres que diga de ellas cuál es la que ama mi corazón. Si obedecer es razón, ¿digo que amo a Soledad? No. ¿A Julia cuya bondad persona humana no tiene? No. Aspira mi amor a Irene, que no es poca su beldad.


EL JOVEN Tres bellas, ¡qué bellas son!, me han exigido las tres que diga de ellas cuál es la que ama mi corazón. Si obedecer es razón, ¿digo que amo a Soledad? No. ¿A Julia cuya bondad persona humana no tiene? No. ¿Aspira mi amor a Irene? ¡Qué!... ¡No!... Es poca su beldad.

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