Una energía que fluye, sin obstáculos ni piedras...
Astor lloraba al borde la piscina sin querer entrar. "¡Papá, papá!", lloraba al verlo. Y entonces sí, nadó.
Astor lloraba al borde la piscina sin querer entrar. "¡Papá, papá!", lloraba al verlo. Y entonces sí, nadó.
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