Vae Victis





























Hoy hace un mes que te nos fuiste, Eduardo Darnauchans, ángel caído, trovador exiliado, poeta afónico, mensajero sin pies y sin destino, juglar renegado, bebedor desde la palma de la mano, casi sordo, llorador de Shakespeare, apenas viudo, autor nominado de mensajes telefónicos y mails velados por las luces de la madrugada (gracias a las hábiles manos de Nátasha Dostoieskaia sobre el teclado y sólo para mis ojos, lejanos, allá en México...)